viernes, 28 de enero de 2011

Talleres acerca de la sexualidad

1.    Acerca de la sexualidad

Todos somos sexuales, nuestra sexualidad incluye:
-       Nuestros cuerpos y cómo funcionan.

-       Nuestro género – si somos mujer u hombre

-       Nuestra identidad de género – como nos sentimos acerca de ser mujer u hombre.

-       Nuestros valores sobre la vida, el amor y las personas en nuestras vidas.

Y la sexualidad influye cómo nos sentimos sobre todas estas cosas y cómo experimentamos el mundo.

Se entiende generalmente que el bienestar de cada uno de nosotros se refiere a la salud física, pero no nos damos cuenta que para gozar de una vida plena y feliz debemos procurarnos salud mental y física a la vez. En este aspecto se despliega en nuestra vida la plenitud de una vida afectiva y sexual, la cual logramos teniendo una educación abierta, segura y honesta desde nuestra infancia.

La educación sexual no es solo un prevenir problemas, sino ante todo el lograr un mejor bienestar físico y mental tanto en el niño que la recibe como en el futuro adulto que la disfrutara.

También es importante tener claridad sobre nuestros sentimientos y valores humanos, así como el valor de la pareja, y poder responder las inquietudes de los jóvenes que empiezan a navegar en el ancho y bello mar de las relaciones sentimentales y sexuales, y encaminar así su vida por senderos de bienestar, placer y armonía.

2.    Como hablar con sus hijos acerca de sexualidad


Entendiendo la sexualidad ayuda a los niños a manejar sus emociones y la presión de sus amistades y compañeros. Con esta información, ellos pueden tomar control de sus vidas y tener todo tipo de relaciones amorosas. También les protege contra el abuso sexual y que se convierta en abusadores sexuales.

Los niños aprenden sobre su sexualidad desde el día que nacen. El hogar puede ser el lugar más significativo para aprenderlo.

¿Cuándo es el mejor tiempo para empezar?, cuando los niños empiezan a recibir mensajes sobre la sexualidad y empiezan a recibirlos desde el momento en que nacen. Pero no se preocupe si no ha empezado todavía. Nunca es demasiado tarde. Solo que no trate de hacerlo de “un porrazo”. Lo más importante es tener una actitud abierta y estar disponible cuando su niño quiera hablar.
El error más común que cometen los padres es creer que el tema de la sexualidad debe abordarse sólo cuando los hijos cumplen cierta edad. La recomendación es sencilla: sobre sexualidad hay que hablarles toda la vida.
Es necesario que los padres estén capacitados para saber responder con conocimiento, pero también se recomienda, devolver la pregunta: "qué crees tú, qué sabes tú, de dónde sacaste la pregunta".

Esto no significa interceptar la comunicación, sino permitir que el diálogo continúe involucrando al niño para que responda con lo que sabe. "Por lo general, los niños ya tienen la respuesta, lo que pasa es que quieren someterla a verificación". Como el niño ya sabe ciertas cosas, lo que el padre debe hacer es organizar la información que él ya tiene. Con esto se ganan dos cosas: una, que el niño vaya organizando la información, y otra, que se deje abierto el canal de comunicación, para que él sepa que sus padres son sus amigos.



  1. El despertar de la sexualidad 



3.1  La pubertad: entre los 11 y 13 años los niños dejan de serlo, muy a su pesar en algunas ocasiones, va quedando atrás una etapa de ingenuidad que no puede alargarse más porque las transformaciones corporales plantean nuevas sensaciones, no siempre agradables.

Los chicos y las chicas se buscan y se evitan mutuamente, como en un juego de seducciones y rechazos recíprocos que trae más angustias que alegrías. Ambos son cada vez más conscientes de la metamorfosis que padecen, aunque muchas veces prefieren hacer la vista gorda y los oídos sordos. A esta edad, la sexualidad dormida, como la de la bella durmiente, se agita en sueños, fantasías y emociones intensas.

Hay que salir del limbo de la época de latencia para seguir el camino del crecimiento hacia la vida adulta.

3.2   La adolescencia: este término proviene del vocablo ADOLESCERE, que significa crecer o llegar a la maduración, adolescencia es el conjunto de cambios que caracterizan el crecimiento físico y síquico de un individuo.
En el aspecto somático, representa alcanzar la talla adulta, definición de rasgos físicos característicos del individuo y desarrollo del aparato reproductor.

-       En la pre-adolescencia surgen las características primarias y secundarias del sexo y se registra un crecimiento en la talla y el peso.
-       En la pubertad se presenta la menstruación en las mujeres y la(s) primera(s) eyaculación(es) en el hombre. El individuo muestra un comportamiento acorde con su desarrollo físico.
-       En el periodo final de la adolescencia el sujeto posee nuevas potencialidades. Su maduración sexual va a  la delantera de su maduración emocional, y los actos de conducta aseguran su independencia con respecto al adulto.

El adolescente esta en un periodo crítico de transición, en el umbral de la adultez, y con frecuencia tiene que tomar decisiones y realizar actos propios de los mayores; además, se ve enfrentado al problema de establecer cuál es su lugar con respecto al adulto.

3.2.1. La adolescencia. Cambios físicos

Se entiende por pubescencia aquella primera etapa de maduración que termina en la pubertad, y en la cual registran los cambios físicos típicos que preparan a la mujer y al hombre hacia la vida adulta.

Esta primera etapa se da generalmente hacia los diez- doce años en los niños y nueve- once años en las niñas. Los cambios se generan más rápidamente en ellas y son más evidentes físicamente.

El desarrollo de los senos, tanto en su tamaño general como en el de los pezones, el ensanchamiento gradual de la pelvis y un sensible aumento de la cantidad de grasa acumulada en las caderas son cambios más notorios en la mujer.

La menarquía, o primera menstruación, se produce generalmente hacia los 12 – 13 años y está relacionada con el principio de la producción de hormonas sexuales femeninas por parte de los ovarios. A partir de este momento y cada mes, el útero sufre continuas transformaciones: su tejido (endometrio) se desprende, causando hemorragia, y se renueva preparándose así para posibles embarazos.

El inicio de la menstruación no indica necesariamente el inicio de la capacidad de reproductividad de la mujer; esta no se da hasta que aparece la ovulación, que ocurre generalmente uno o dos años después.

En el periodo final de la adolescencia se dan cambios internos de carácter sexual y reproductivo importantes e imperceptibles; la acumulación de grasa que conforma el monte público se hace mayor, el vello púbico se hace mas tupido, más duro, se riza y oscurece y se desarrolla el vello axilar; los labios externos de la vulva se desarrollan con una apariencia más carnosa, también evoluciona los labios internos, las glándulas de Bartholin y el sistema de vasos sanguíneos que irrigan el clítoris.

En el varón los signos de pubescencia aparecen a los 13 años en promedio. Se registra un aumento súbito de talla y peso y la tonalidad de la voz cambia por engrosamiento de las cuerdas vocales.

Entre los cambios de carácter sexual están: aparición del vello púbico, axilar y facial y crecimiento y desarrollo de los órganos sexuales.

Otros cambios sexuales, como los que se efectúen en la próstata y las vesículas seminales, también se conjugan para la producción, conducción y eyaculación del esperma que constituye el inicio de la pubertad y de la vida fértil en el hombre.

3.2.2. La adolescencia: cambios síquicos

El medio ambiente familiar y social en que se haya desarrollado el adolescente influye decisivamente en su comportamiento. El agente de cambio puede ser un ambiente social que ejerce en la familia una acción más directa, debido a las presiones que recibe el niño en nuestro sistema económico- social.

Con frecuencia, el joven no se haya preparado para los cambios físicos y no siempre reconoce su verdadero valor. El crecimiento rápido y los cambios orgánicos llevan al adolescente a un replanteamiento de su imagen.

El conjunto de efectos psicológicos que generan la contemplación y comparación de sus cambios son las llamadas  fuentes de preocupación de los adolescentes. Ellos se equiparan con sus compañeros de edad, se preocupa por dientes torcidos, acné, transpiración, obesidad, estatura y otros rasgos, produciéndose una fuente de ansiedad, ante lo que significan los impedimentos sociales, reales o imaginarios.

Los rasgos físicos que generan más fuentes de preocupación son: 

a.    Modificaciones de los órganos sexuales; en el varón la lenta maduración o el tamaño de sus órganos y en la niña el periodo menstrual que preocupa o incomoda.
b.    Caracteres sexuales secundarios; la cantidad, extensión o incluso aparición del vello púbico o pilosidad facial y el cambio de voz que cohíbe a los varones; en las niñas el desarrollo de los senos, las caderas y el vello las incomoda. La adolescencia percibe la atención que estos cambios generan en el sexo opuesto y procura complementarios.

Algunos adolecentes aumentan de peso exageradamente (obesidad) o crecen en una elevada talla que modifica su esquema corporal.

El individuo actúa independientemente de estos cambios que está experimentando. La conducta característica de varones y niñas es negativa con respecto a los patrones establecidos; con frecuencia, su comportamiento es errático, pasando el entusiasmo a la apatía.

La adaptación social del adolescente presenta muchas dificultades a padres, maestros, y sus efectos más comunes en la conducta son: deseo de aislamiento físico y social, actitud crítica, en algunos casos comportamiento pendenciero, aburrimiento, desasosiego sin aparente causa, apatía al trabajo físico e intelectual, inquietud, inestabilidad, antagonismo hacia la familia, los amigos y la sociedad en general, sentimientos de incapacidad personal e irritabilidad.

Los factores ambientales, como el nivel cultural de la familia, la interacción social, los medios de comunicación y las creencias religiosas, tiene injerencia en los efectos antes mencionados, reforzándolos o propiciándolos.

Para enfrentarse a los obstáculos que su propio crecimiento general, el joven emplea algunos mecanismos de defensa, tales como:

a.    Racionalización
b.    Proyección
c.    Compensación
d.    Identificación
e.    Oposicionismo
f.     Aislamiento
g.    Fantasía
h.    Represión
i.      Regresión
j.      Desplazamiento
k.    Formación reactiva
l.      Sublimación


Por ejemplo, el adolescente que vuelca su cariño en una mascota puede estar desplazando una dependencia afectiva hacia un objeto de amor que no la cuestiona o desobedece.

Añadir cuadros de ejercicios y actividades de los estudiantes para completarlo el taller. Igualmente colocarle imágenes relacionados con los temas en cada hoja en lo posible.

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